hasta encontrar el hombro y desceñido
el talle, surja su desnudez del fondo
de un sueño entre los brazos oprimido.
Que el cuenco de la mano palpe en hondo
la redondez del seno y el latido,
hemisferio de amor, mundo redondo
a dimensión de beso reducido.
La vertebrada inteligencia un día
mojó su pulpa blanda en la caricia
de la mujer y supo de ufanía,
de juventud, de amor, de toda cosa,
que por algo dejaste la delicia
de la isla de Chipre, amada Diosa.
Miguel Ángel Asturias
Fuente: youthfullyyoursgr.wordpress.com Fecha de consulta: 25 de marzo 2013.
